sábado, 18 de abril de 2015

ERNEST HEMINGWAY (Las nieves del Kilimanjaro)

 No, no lo sabes- prosiguió su padre- Escúchame- Está sufriendo los llamados dolores del parto. La criatura quiere nacer y ella quiere que nazca. Todos  sus músculos están tratando de que nazca la criatura. Eso es lo que ocurre cuando grita. Comprendo asintió Nik. En ese instante la mujer lanzó el grito !Oh! ¿ Y como puedes darle algo para calmarla, papá.? No, no tengo ningún anestésico. Pero sus gritos no tienen ninguna importancia. No los oigo, porque no  tienen importancia. En la litera superior, el marido se volvió hacia la pared. La mujer que vigilaba el agua indicó al médico que ya estaba caliente. El padre de Nick fue a la cocina y echó la mitad del liquido der la enorme olla en una palangana. Después sumergió en el agua que quedaba en la olla varias cosas que llevaba envueltas en un pañuelo. Esto tiene que hervir- dijo mientras empezaba a lavarse las manos en la palangana con el trozo de jabón que había traído del campamento. Nick observó atentamente el cuidado con que su padre se frotaba las manos. En aquel momento volvió a dirigirle la palabra. Como veras primero tiene que salir la cabeza de la criatura. Aunque a veces no ocurre así. Entonces se producen muchos inconvenientes para todos. Quizá tengamos que operar a esta mujer. Dentro de un ratito lo sabremos. Finalmente salió la criatura , le dio una palmada para hacerla respirar y la entregó a su madre.


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