jueves, 26 de marzo de 2015

Cuentos para pensar JORGE BUCAY

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o  quizá donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta…

En un reino mágico donde las cosas no tangibles se vuelven concretas,.. Había una vez.  Un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban  permanentemente-…Hasta aquel estanque mágico se acercaron la  la tristeza y la furia para bañarse ene mutua compañía. Las dos se quitaron sus vestidos y, desnudas entraron en el estanque. La furia que tenía prisa ( como siempre le ocurre a la furia), urgida – sin saber por qué,-se bañó rápidamente, más rápidamente aun, salió del agua…Pero la furia es ciega o por lo menos, no distingue claramente la realidad. Así que, desnuda y apurada, se puso, al salir el primer vestido que encontró. Y sucedió que aquel vestido no era el suyo sino el de la tristeza…Y así, vestida de tristeza la furia se fue. Muy calmada, muy serena  dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin ninguna prisa-o, mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo,  con pereza y lentamente, salió del estanque. En la orilla se dio cuenta de que su ropa ya no estaba. Como   todos sabemos si hay algo que la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la únicas ropa que había junto al estanque: el vestido de la furia. Cuentan que desde entonces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada. Pero si nos damos tiempo para mirar bien, nos damos cuenta de que esta furia que vemos es solo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia , en realidad, está escondida la tristeza.

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