sábado, 31 de octubre de 2015

DEEPAK CHOPRA-

Vaillant llegó a la conclusión de que el envejecimiento temprano (definido como declinación física irreversible) se retardaba en la buena salud mental y se aceleraba con la mala salud mental. Los años más formativos para establecer estas conclusiones, según descubrió, eran los comprendidos entre los 2l y los 46, porque ese es el periodo en que una persona suele establecer una segunda sensación del y, pese a los traumas infantiles más terribles, o fracasar en ese intento. Una vez que se planta la semilla, los resultados de la salud mental se presentan físicamente durante la cincuentena. Esa última parte de la edad madura es la peligrosa década que solemos llamar  < la zona  de peligro, porque es entonces cuando aparecen en gran número los ataques cardiacos prematuros, la hipertensión descontrolada y muchos tipos de cáncer. Para expresarlo en términos más generales, Vaillant  descubrió que el proceso de envejecimiento es algo aprendido. Las personas que tienen buena salud mental enseñan a sus cuerpos a envejecer bien, las personas deprimidas inseguras e infelices enseñan a sus cuerpos a envejecer mal. Aunque Vaillant observó que solía haber mayor estrés en la vida de quienes contraían enfermedades crónicas y morían jóvenes, tuvo la inteligencia de comprender  que no es estrés lo que enferma a la gente sino el renunciar a la adaptabilidad interior ante el estrés. La mayor amenaza contra la vida y la salud es no tener por qué vivir. La depresión es causa del envejecimiento prematuro.

jueves, 29 de octubre de 2015

RIMAS Y LEYENDAS – Gustavo Adolfo Bécquer- (Maese Pérez el Organista).

La priora fue a ocupar su sillón en el coro en medio de la comunidad. La hija de Maese Pérez abrió con mano temblorosa la puerta de la tribuna para sentarse en el banquillo del órgano, y comenzó la misa .
Comenzó la misa y prosiguió sin que ocurriese nada de notable  hasta que llegó la consagración. En aquel momento sonó el órgano, y al mismo tiempo que el órgano un grito de la hija de maese Pérez…
La superiora, las monjas y algunos de los fieles corrieron a la tribuna.! Miradle !!Miradle!- decía la joven fijando sus desencajados ojos en el banquillo, de donde se había levantado asombrada para agarrarse con sus manos  convulsas al barandal de la tribuna.
Todo el mundo fijó sus miradas en aquel punto. El órgano estaba solo y, no obstante, el órgano seguía sonando… sonando como solo los arcángeles podrían imitarlo en sus raptos de místico alborozo.
¿ No os lo dije yo una y mil veces, mi señora doña Baltasara, no os lo dije yo?... ¡ Aquí hay busilis…! Oidlo, que , ¿ no estuvisteis anoche en la misa del Gallo? Pero en  fin ya sabréis lo que pasó. En toda Sevilla no se habla  de otra cosa… El señor arzobispo está hecho, y con razón, una  furia…Haber dejado de asistir a Santa Inés;  no haber podido presenciar el portento.

miércoles, 28 de octubre de 2015

KHALIL GIBRAN- (La entrada al santuario).

¿Acaso mi espíritu y el de Selma se tocaron aquel día en que nos conocimos, y  aquel anhelo de llegar hasta ella hizo que la considerara la más hermosa mujer bajo el sol? ¿O acaso estaba yo intoxicado con el vino de la juventud, que me hacia imaginar lo que nunca existió?
¿Acaso mi juventud cegó mis ojos naturales y me hizo imaginar el brillo de sus ojos, la dulzura de su baca y la agracia de todo su cuerpo?¿ O acaso fueron ese brillo, esa gracia y esa dulzura, los que abrieron mis ojos y me mostraron la felicidad y la  tristeza del amor?
Difícil es dar respuestas a estas preguntas, pero puedo decir sinceramente que en aquella hora sentí una  emoción que nunca había tenido;  un nuevo cariño que posaba calmadamente en mi corazón, como el espíritu que vagaba sobre las aguas en el momento de la creación del mundo, y también puedo decir que de ese cariño nacieron mi felicidad y mi tristeza. Así terminó la hora de mi primer encuentro con Selma y asi quiso el cielo libertarme de las cadenas de mi solitaria juventud, para permitirme caminar en la procesión del amor.
El amor es la única libertad que existe en el mundo porque eleva tanto al espíritu, que las leyes de la humanidad y los fenómenos naturales no alteran su curso.
Al levantarme de mi asiento para marcharme. Farris  Efendi se acercó a mi y me dijo serenamente: Ahora hijo mio, ya conoces el camino a estas casa, y debes venir a menudo y sentir que acudes a la casa de tu padre. Considérame tu padre y a Selma, tu hermana>> al decir esto, el anciano se  volvió hacia Selma, como si lee pidiera que confirmara aquella declaración. La joven movió la cabeza en señal de asentimiento y me miró como quien vuelve a ver a una persona que se conoce desde hace mucho. Aquellas palabras que pronunció Farris Efendi me colocaron al lado de su hija, en el altar del amor. Fueron palabras de un canto celestial que terminó tristemente, aunque había empezado en la más viva exaltación; elevaron nuestros espíritus al reino de la luz y de la trémula llama; fueron la copa de la que al mismo tiempo bebieron la felicidad y la amargura.
Salí de aquella casa. El anciano me acompañó hasta el borde del jardín, mientras mi corazón se agitiaba como los labios temblorosos de un hombre sediento.

martes, 27 de octubre de 2015

KHALIL GIBRAN (Alas rotas) – Callada tristeza.

      Vecinos mios, vosotros recordais con placer la aurora de vuestra juventud y lamentais que haya pasado; pero yo recuerda los barrotes y los grilletyes de su cárcel. Vosotros hablais de aquellos años entre la infancia y la juventud como una época de oro, libre de confinamientos y de cuidados, pero aquellos años yo los considero  una época de callada tristeza quue caiia como una semilla en mi corazón, y c recia en el mundo del conocimiento y la sabiduría, hasta que llegó el amor y abrió las puertas de mi corazón e iluminó sus recintos.

      El amor me dio lenguas y lágrimas. Seguramente recordais los jardines y los huertos, las plazas públicas y las esquinas que presenciaron vuestros juegos y oyeron vuestros inocentes cuchicheos; yo también recuerdo hermosos parajes del  norte del Libano. Cada vez que cierro los ojos veo aquellos valles, llenos de magia y dignidad, cuyas montañas, cubiertas de gloria y grandeza, trataban de alcanzar el cielo. Cada vez que cierro mis oídos al clamor de la ciudad, oigo el murmullo de aquellos riachuelos y el crujido de aquellas ramas. Todas esas bellezas a las que me refiero ahora, y que ansío volver a ver, como niño que ansia ver los pechos de su madre, hirieron mi espíritu, prisionero en la oscuridad de la juventud como el halcón que sufre en la jaula al ver una bandada de pájaros que vuela libremente por el anchuroso cielo.

jueves, 22 de octubre de 2015

CERVANTES – Don Quijote de la Mancha capítulo XXX

No estaba tan maltrecho Sancho, que no oyera todo cuanto su amo le decía, y levantándose con un poco de presteza, se fue a poner detrás del palafrén de Dorotea, y desde allí dijo a su amo.
Dígame señor si vuestra merced tiene determinado de no casarse con esta gran princesa, claro está que no será el reino suyo: y no siéndolo. ¿ Que mercedes me puede hacer? Esto es de lo que yo me quejo; cásese vuestra merced  una por una con esta reina, ahora que la tenemos aquí como llovida del cielo, y  después puede volverse con mi señora Dulcinea, que reyes debe haber habido ene el mundo que hayan sido amancebados. En lo de la hermosura no me entremeto, que, en verdad si va a decirla, que entrambas me parece bien, puesto que yo nunca he visto a la señora Dulcinea. ¿ Como que no la has visto traidor blasfemo? – dijo don Quijote- Pues no Acabas de traerme ahora un recado de su parte? Digo que no la he visto tan despacio- dijo Sancho-, que pueda haber notado particularmente su hermosura y sus buenas partes punto por punto; pero así a bulto, me parece bien.
Ahora  te disculpo dijo don Quijote- , y perdóname el enojo que te he dado; que los  primeros movimientos que son en manos de los hombres- Ya yo lo veo- respondió Sancho-; y así en  mi la gana de hablar siempre es primero movimiento, y no puedo dejar de decir, por una vez siquiera, lo que me viene a la lengua. Con todo eso dijo don Quijote-, mira Sancho -, lo que hablas; porque 

martes, 20 de octubre de 2015

CERVANTES CAPITULO XXX.

– Que trata de la discreción de la hermosa Dorotea, con otras cosas de mucho gusto y pasatiempo.
No hubo bien acabado el cura cuando Sancho dijo;
Pues mía fe, señor licenciado, el que hizo esa fazaña fue mi amo, y no porque yo no le dije antes y le avisé que mirase lo que hacia, y que era pecado darles libertad, porque todos iban allí por grandísimos bellacos.
majadero- dijo a esta sazón don Quijote , a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenado y opresos que encuentran por los caminos van de aquella manera, o están de aquella angustia por sus culpas, o por sus gracias, solo le toca ayudarles , como menesterosos, poniendo los ojos en sus penas, y no en sus bellaquerías. Yo topé un rosario y sarta de gente mohína y desdichada, y hice con ellos lo que mi religión me pide, y lo demás allá se avenga; y a quien a mal le ha parecido, salvo la santa dignidad del señor licenciado y su  honrada persona digo que sabe poco de achaque de caballería, y que miente como un hideputa y mal nacido; y esto le haré conocer con mi espada, donde más largamente le contiene.
Y esto dijo  afirmándose en los estribos y calándose el morrión; porque la vacía de barbero, que a su cuenta era el yelmo de Mambrino, llevaba colgado del arzón delantero, hasta adobarla del mal tratamiento que la hicieron los galeotes.
Dorotea que era discreta y de gran donaire, como quien ya sabia el menguado humor de don Quijote t que todos hacían burla dél, sino Sancho Panza, no quiso ser para menos, y viéndole  tan enojado, le dijo: Señor caballero, miémbresele a la vuestra merced el don que me tiene prometido, y que, conforme a él, no puede entremeterse en otra aventura, por urgente que sea: sosiegue  vuestra merced  el pecho; que si el señor licenciado supiera que por ese invicto brazo habían sido librados los galeotes, él se diera tres puntos en la boca, y aun se mordiera tres veces la lengua, antes de haber dicho palabra que era despecho de vuestra merced redundara.     

miércoles, 14 de octubre de 2015

PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN- Un rey de entonces.

 Hallábase ya durmiendo la mona el señor alcalde, vuelta la espalda a la espalda de su mujer y formando así con esta la figura de águila austriaca de dos cabezas que dice nuestro inmortal Quevedo, cuando Toñuelo llamó a la puerta de la cámara nupcial, y avisó al señor Juan Lopez que  la señá  Frasquita, la del molino quería hablarle.
No tenemos para qué referir todos los gruñidos y juramentos inherentes al acto de despertar y vestirse  el alcalde de monterilla y nos trasladamos desde luego al instante en que la Molinera lo vio llegar, desperezándose como un gimnasta que  ejercita la musculatura, y exclamando en medio de un bostezo interminable.! Téngalas usted muy buenas, señá Frasquita. ¿ Que le trae a usted por aquí? ¿ no le dijo a usted Toñuelo que se quedase en el molino?  ¿ Así desobedece usted a ala autoridad?  ¡ necesito ver a mi Lucas!  Respondió la navarra ¡ necesito verlo al instante! ¡ Que le digan que está aquí su mujer! ¡ necesito ¡ ¡ necesito! ¡ señora, a usted  se le olvida que está hablando con el rey!
¡Déjeme  usted  a mi de reyes, señor Juan, que no estoy para bromas! ¡ Demasiado sabe usted lo que me sucede ¡ ¡ Demasiado sabe  para qué apreso a mi marido ¡  Yo no sé nada señá Frasquita. Y en cuanto a su marido de usted, no está preso, sino durmiendo tranquilamente en esta casa,  y tratado como yo trato a las personas. ¡ A ver Toñuelo! ¡ Toñuelo! Anda al pajar y dile al tio Lucas que se despierte y venga corriendo… Con que vamos… ¡ Cuénteme usted  lo que pasa! ¿ Ha  tenido usted miedo de dormir sola? ¡ No sea usted desvergonzado, señor Juan! Demasiado sabe usted que a mi no me gustan sus bromas ni sus veras! Lo que me pasa es una cosa muy sencilla:  que usted y el corregidor han querido perderme; pero que se han llevado un solemne chasco! ¡ Yo estoy aquí sin tener de qué  abochornarme, y el señor corregidor se queda en el molino muriéndose! Señora ¿sabe usted lo que se dice? Es cuenta de la Corregidora-

BRIAN WEISS

A través del tiempo Muchos de mis pacientes han recordado bajo los efectos de la hipnosis diferentes modelos traumáticos  que se repiten de modos diversos, vida tras vida. Entre esos modelos se encuentra el abuso entre padre e hija, recurrente a lo largo de los siglos, y que emerge una vez más  en la vida actual. También incluyen el esposo con una conducta de abuso en una vida anterior que ha reaparecido en la actualidad como un padre violento. El  alcoholismo es un estado que ha arruinado varias vidas, y una pareja que reñía constantemente que habían tenido una conexión homicida en cuatro vidas anteriores.
Muchos de estos pacientes se habían sometido a terapia convencional antes de recurrir a mí,  pero la terapia no era eficaz o solo  conseguía un éxito parcial. Para estos pacientes era necesaria una terapia de regresión a vidas pasadas que erradicara por completo los síntomas y pusiera fin, definitivamente, a estos ciclos recurrentes de conducta nociva e inadaptada.

martes, 13 de octubre de 2015

Don Quijote.

Don Quijote de la Mancha CAPITULO XXVIII – De todo aquello que un tan rico labrador como mi padre tener y tiene, tenia yo la cuenta, y era la mayordoma y señora, con tanta solicitud mía y con tanto gusto suyo, que buenamente no acertaré a encarecerlo. Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales a capataces y otros jornaleros, los entretenía en ejercicios que son a las doncellas tan lícitos como necesarios, como son los que ofrece la aguja y la almohadilla, y la rueca muchas veces; y si alguna, por recrear el ánimo, estos ejercicios dejaba, me acogía al entretenimiento de leer algún libro devoto, o a tocar un harpa, porque la experiencia me mostraba que la música compone los ánimos  descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu. Esta, pues, era la vida que yo tenia en casa de mis padres, la cual si tan particularmente he  contado, no ha sido por ostentación, ni por dar a entender que soy rica, sino porque se advierta cuán sin culpa me he venido de aquel buen estado que he dicho al infelice en que ahora me hallo.
Es pues el caso que, pasando mi vida en tantas ocupaciones y en un encerramiento tal, que el de un monasterio pudiera compararse, sin ser vista a mi parecer, de otra persona alguna que de los criados de  casas, porque los días que iba a misa era tan de mañana, y tan acompañada de mi madre y de otras criadas, y yo tan cubierta y recatada, que apenas veían mis ojos más tierra de aquella donde ponía los pies, y, con todo esto, los del amor, o los de la ociosidad, por más decir, a quien los de lince no pueden igualarse, me vieron puesto en la solicitud de Don Fernando, que este es el nombre del hijo menor del duque que os he contado.
No hubo bien nombrado a Don Fernando la que el cuento contaba, cuando a Cardenio se le mudó la color del rostro, y comenzó a trasudar, con tan grande alteración, que el cura y el barbero, que miraron en ello, temieron que le venia aquel accidente de locura que habían oído decir que de cuando en cuando le venia. Más Cardenio no hizo otra cosa que trasudar y  estarse quedo, mirando de hito en hito a la labradora, imaginando quien ella era.

viernes, 9 de octubre de 2015

CUARTA PARTE – CAPITULO XXVIII El Quijote.

-  Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la mesma Sierra. Felicisimos y venturosos fueron los tiempos donde se echó al mundo el audacísimo caballero don Quijote de la Mancha, pero por haber tenido tan hermosa determinación como fue el querer resucitar y volver al mundo la ya perdida y casi muerta orden de la andante caballería, gozamos ahora en nuestra edad, necesitada de alegres entretenimientos, no solo dela  dulzura de su verdadera historia, sino de los cuentos y episodios de ella, que en parte no son menos agradables y artificiosos y verdaderos que la misma historia; la cual, prosiguiendo su rastrillado, torcido y raspado hilo, cuanta que así como el cura comenzó a prevenirse para  consolar a Cardenio, lo impidió una voz que llegó a sus oídos, que , con tristes acentos decía de esta manera.
¡ Ay Dios ¡ ¡ Si será posible que he ya hallado lugar que pueda servir de escondida sepultura a la carga pesada deste cuerpo, que tana contra de mi voluntad sostengo. ¡ Si será, si la soledad que prometen estas sierras no me miente. ¡ Ay, desdichada, y cuán más agradable compañía harán estos riscos y malezas a mi intención, pues me darán lugar para que con quejas comunique mi desgracia al cielo que no la de ningún hombre humano, pues no hay ninguno en la tierra de quien se pueda esperar consejo en las dudas, alivios en las quejas, ni remedio en los males ¡
Todas estas razones oyeron y percibieron el cura y los que con él estaban, y por parecerles, como ello era, que allí junto les decían, se levantaron a buscar el dueño, y no hubieron andado veinte pasos, cuando detrás de un peñasco vieron sentados al pié de un fresno a un mozo vestido como labrador, al  cual, por tener inclinado el rostro, a causa de que se lavaba los pies en el arroyo que  por allí corría, no se le pudieran ver por entonces; y ellos llegaron  con tanto silencio que del no fueron sentidos, ni el estaba a otra cosa atento que a lavarse los pies, que eran tales, que no parecían sino dos pedazos de blanco cristal qque entre las otras piedras del arroyo se habían nacido.