Hallábase ya durmiendo la mona el señor alcalde, vuelta la espalda a la espalda de su mujer y formando así con esta la figura de águila austriaca de dos cabezas que dice nuestro inmortal Quevedo, cuando Toñuelo llamó a la puerta de la cámara nupcial, y avisó al señor Juan Lopez que la señá Frasquita, la del molino quería hablarle.
No tenemos para qué referir todos los gruñidos y juramentos inherentes al acto de despertar y vestirse el alcalde de monterilla y nos trasladamos desde luego al instante en que la Molinera lo vio llegar, desperezándose como un gimnasta que ejercita la musculatura, y exclamando en medio de un bostezo interminable.! Téngalas usted muy buenas, señá Frasquita. ¿ Que le trae a usted por aquí? ¿ no le dijo a usted Toñuelo que se quedase en el molino? ¿ Así desobedece usted a ala autoridad? ¡ necesito ver a mi Lucas! Respondió la navarra ¡ necesito verlo al instante! ¡ Que le digan que está aquí su mujer! ¡ necesito ¡ ¡ necesito! ¡ señora, a usted se le olvida que está hablando con el rey!
¡Déjeme usted a mi de reyes, señor Juan, que no estoy para bromas! ¡ Demasiado sabe usted lo que me sucede ¡ ¡ Demasiado sabe para qué apreso a mi marido ¡ Yo no sé nada señá Frasquita. Y en cuanto a su marido de usted, no está preso, sino durmiendo tranquilamente en esta casa, y tratado como yo trato a las personas. ¡ A ver Toñuelo! ¡ Toñuelo! Anda al pajar y dile al tio Lucas que se despierte y venga corriendo… Con que vamos… ¡ Cuénteme usted lo que pasa! ¿ Ha tenido usted miedo de dormir sola? ¡ No sea usted desvergonzado, señor Juan! Demasiado sabe usted que a mi no me gustan sus bromas ni sus veras! Lo que me pasa es una cosa muy sencilla: que usted y el corregidor han querido perderme; pero que se han llevado un solemne chasco! ¡ Yo estoy aquí sin tener de qué abochornarme, y el señor corregidor se queda en el molino muriéndose! Señora ¿sabe usted lo que se dice? Es cuenta de la Corregidora-
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