miércoles, 18 de marzo de 2015

JORGE BUCAY – Cuentos.

Obstáculos. Voy caminando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven. Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.
En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae. Sin saber como, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo que aspiro, lo que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que seria el mayor de mis éxitos. Me imagino que  todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella- . Al poco de empezar a andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no importa. Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en  el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja impide mi paso. Temo… Dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras, decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto…Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando. Unos metros más adelante aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad el camino parece despejado.
Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Es imposible saltarlo. Veo que a un lado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy  cuenta de que están allí para construir un puente, Nunca he sido hábil con mis manos… pienso en renunciar. Miro la meta que deseo… y resisto. Empiezo a construir el puente. . Pasan horas, días meses. El puente está hecho. Emocionado lo cruzo y al llegar al otro lado….descubro el muro. Un gigantesco muro frio y húmedo rodea la ciudad de mis sueños…Me siento abatido…Busco la manera de esquivarlo. No hay forma. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca… No dejaré que el muro impida mi paso. Me pongo a trepar. Descanso  unos minutos y tomo aire. De pronto veo a un lado del camino, a un niño que me mira como  si me conociera. Me sonríe con complicidad. Me recuerda a mi mismo… cuando era niño. Que por eso me atrevo a expresar en voz alta mi queja. ¿ Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo? El niño se encoge de hombros y me  contesta ¿ Por qué me lo preguntas a mi? Loss obstáculos no estaban antes de que tu llegaras… Los obstáculos los trajiste tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario