viernes, 13 de marzo de 2015

JORGE BUCAY Cuentos para pensar.

Es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador…Tampoco es alguien que, necesariamente sabe qué es lo que está buscando. Un día sintió que debía ir a la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido. Así que lo dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención  una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de arboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada.
Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquel lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar entre los arboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras: Abdul Tareg, vivió ocho años, . Se sobrecogió al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado allí. Miró  alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenia una inscripción, Se acercó a leerla. Decía- Yamir cinco años. Se sintió conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra una tumba. Empezó a leer y cada una tenia inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida .Lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años. Se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó y le preguntó si lloraba por algún familiar. ¿ que pasa  en este pueblo? ¿porqué hay tantos niños muertos? El anciano sonrió y dijo, cada vez que uno disfruta apunta a la izquierda en la libreta, a la derecha  cuanto duró el gozo.

Conoció a su novia y se enamoró; después la emoción del primer beso, el embarazo y el nacimiento del primer hijo, ¿la boda de los amigos? ¿Y el viaje más deseado? Cuando alguien se muere abrimos la libreta y anotamos el tiempo disfrutado.

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