lunes, 16 de noviembre de 2015

CAPITULO XXXII- Don Quijote-

Mirar hermano tornó el cura-, que no hubo en el mundo más que los libros de caballerías cuentan; porque todo es compostura y ficción de ingenios ociosos, que los compusieron para el efecto que vos decís de entretener el tiempo, como lo entretienen  leyéndolos vuestros segadores.Porque realmente os juro que nunca tales caballeros fueron en el mundo, ni tales hazañas ni disparates acontecieron en el.- A otro perro con ese hueso- respondió el ventero-¡ Como si yo no supiese cuantas son cinco, y  adónde me aprieta el zapato! No piense vuestra merced darme papilla, porque por Dios que no soy nada blanco. Bueno es que quiera darme vuestra merced a entender que todo aquello que estos buenos libros dicen sean disparates  y mentiras, estando impreso con licencia de los señores del Consejo Real, como si ellos  fueran gente que habían de dejar imprimir tanta mentira junta, y tantas batallas, y tantos encantamiento, que quitan el juicio!
Ya os he dicho, replicó el cura-, que ello se hace para entretener nuestros ociosos pensamientos; y así como se consiente en las repúblicas bien concentradas que haya juegos de ajedrez, de pelota y de truco, para entretener a algunos que ni quieren, ni deben, ni pueden trabajar, así consiente imprimir   y que haya tales libros, creyendo que es verdad. Que no ha de haber alguno tan ignorante, que tenga por historia verdadera ninguna de estos libros. Y si me fuera licito agora, y el auditorio lo requisiera, yo dijera cosas acerca de lo que han de tener los libros de caballerías para ser buenos que quizá fueran de provecho, y aun de gusto para algunos; pero yo espero que vendrá tiempo en que lo pueda comunicar con quien pueda remediallo.

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