lunes, 2 de noviembre de 2015

Don Quijote de la Mancha- Cápitulo XXXI.

Así que, amigo  Sancho no se me hace dificultoso creer que en tan breve tiempo hayas ido y venido desde este lugar al del Toboso, pues, como tengo  dicho algún sabio amigo te debió de llevar en volandillas, sin que tú lo sintieres.
Así seria dijo Sancho; porque a buena fe que andaba  Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos. Y  ¡ como si llevaba azogue! – dijo Don Quijote-Y aun una legión de demonios, que es gente que camina y hace caminar, sin cansarse, todo aquello que se les antoja. Pero, dejando esto aparte, ¿ que te parece a ti que debo yo hacer ahora cerca de lo que a mi señora , me manda que la vaya a ver? Que aunque yo creo que estoy obligado a cumplir su mandamiento, véome también imposibilitado del don que he prometido a la princesa que con nosotros viene, y fuérzame la ley de caballería a cumplir mi palabra antes que mi gusto. Por una parte, me acosa y  fatiga el deseo de ver a mi señora; por otra me incita y llama la prometida fe , y la gloria que he de alcanzar  en esta empresa.
Pero lo que pienso hacer será caminar apriesa y llegar presto donde está este gigante, y en llegando, le cortaré la cabeza, y pondré a la princesa pacíficamente en su estado, y al punto daré la vuelta a ver a la luz que mis sentidos alumbra; a la cual daré tales disculpas, que ella venga a tener por buena mi tardanza, pues verá que todo redunda en aumento de su gloria y fama, pues cuanta yo he alcanzado, alcanzo y alcanzaré por las armas en esta vida, toda me viene del favor que ella me da y de ser yo suyo.

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