viernes, 18 de diciembre de 2015

MADAME BOVARY (GUSTAVE FLAUBERT)

Emma que tenia entonces quince años, se ensució  durante seis meses las manos con el polvo de los viejos gabinetes de lectura; más tarde, con Walter Soltt, se prendó de los asuntos históricos, soñó  cuerpos de guardia, menestrales, revueltas. Hubiera deseado vivir en alguna vieja fortaleza como aquellas castellanas de largo talle, que bajo el trébol de las ojivas, pasaban sus días con el codo apoyado sobre la piedra y la barbilla sobre la mano mirando si veían venir desde el fondo del campo un caballero  con plumas blancas y galopando sobre un caballo  negro. Por aquel tiempo profesó un gran culto por Maria Stuard, y tuvo revelaciones entusiastas por las mujeres más ilustres y más infortunadas. Juana de Arco, Eloisa, Ana Sorel, la bella Ferronniere y Clemencia Isaura se desprendían a sus ojos, como cometas de la inmensidad tenebrosa de la historia, donde también para ella sobresalían, pero más perdidos en la sombra y sin ninguna relación entre si . San Luis  con su encina, Bayardo moribundo, Luis XII con sus ferocidades, un poco de la Saint, el penacho del Bearnés, y siempre el recuerdo de los platos pintados en que se alababa a Luis XIV.
En la clase de música y en las  romanzas que cantaba no era cuestión más que de angelitos con alas de oro, vírgenes, lagunas, gondoleras; pacíficas composiciones que le dejaban entrever, a través de la candidez del estilo y de las imprudencias de la nota, la atractiva fantasmagoría de las realidades sentimentales. Algunas de sus compañeras llevaban al convento los álbumes que habían recibido como aguinaldos; era menester ocultarlos; este era el gran asunto, y eran leídos en el dormitorio, Manejando delicadamente sus bellas cubiertas de satin. Emma fijaba sus miradas absortas el el nombre de sus  autores desconocido, condes o vizcondes, por lo general, que también firmado al pié de sus versos. Estremecíase, levantando con su aliento el papel de seda de los grabados, que se alzaba medio plegado y volvía a caer dulcemente contra la página.

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