domingo, 13 de diciembre de 2015

Por Penny Porte- del Reader¨s Digest.

Una calurosa mañana me quedé pasmada cuando escuché el ruido de la manija de la puerta de la cocina. Tiger Lily que pesaba entonces mas de 135 kilogramos, entró en la casa Bufando, metió la nariz en la caja del pan y husmeó la mesa del comedor. Luego trató de rascarse los cuernos contra la mesa, y la levantó en vilo. Tendrá que salir a pastar junto  con las vaquillas y vivir como todas ellas: detrás del alambrado ordenó Bill. Asi cuando tenía nueve meses Lilý se sumó al resto del ganado. Sin embargo Bily la considerasba una oveja negra, como una mala hierba entre las flores.Reconozco que sobresalía entre los demás animales, con su enorme y delgaducho cuerpo color marrón, su  largo lomo y sus ancas, tan huesudas que bien habría podido colgar de ellas mi chaqueta. Yo salía a verla con frecuencia y siempre la encontraba pastando tranquilamente. Nunca me olvidó. Lo único que tenia que hacer era llamarla Lily ¿te acuerdas de m, ella mugía y se me acercaba para que le rascara donde sentía comezón.
No era raro encontrarla por las mañanas con los cuernos atorados en alguna cerca de alambre, ¡ qué torpe! , rezongaba Lily  mientras trataba de zafarla. Cuando tenia tres añós Lily se metió en el más serio de los aprietos. Estábamos pasando por una racha de alumbramientos difíciles. Nacian becerros demasiado grandes tanto que ya se nos habían muerto siete en el parto. Es este uno de los riesgos que se presentan cuando carga a las vaquillas un toro nuevo. Lily esperaba a su primer vástago. A menudo las vacas que están a punto de parir buscan un rincón distante. El recién nacido yacia inmóvil a unos metros de la madre. Estaba muerto. Me arrodillé junto a Lily ¿ por què tuvo que sucederte esto? En algún momento en que le puse la mano sobre la nariz, salió de su cuerpo un débil gemido. Sin duda había percibido el olor del becerro en mis manos. La presión de los costados de la acequia le oprimía los pulmones, ¡ Ayúdala, Señor!

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