martes, 5 de enero de 2016

Charles Dickens – (Canción de Navidad)

 No esté disgustado tío – dijo el sobrino.
¿De qué otra forma puedo estar? –repuso el tío- cuando vivo en un mundo de tontos  como este ? ¡Feliz Navidad! ¡Al diablo con la Navidad!  ¿Qué es la Navidad sino el momento de pagar facturas sin tener dinero, de descubrirse un año más viejo y ni una hora más rico, de cuadrar los libros y hallar cada asiento, durante los doce meses, cargado en contra de uno? Si pudiese obrar según mi voluntad- añadió, indignado- hornearía en su propio budín a  todo idiota que fuera con el “ feliz Navidad” en la boca y lo enterraría con una estaca de acebo clavada en el corazón.! Desde luego que si ¡ ¡ Tio ¡, imploró el sobrino. ¡ Sobrino ¡ respondió el tío sombríamente- Celebra la Navidad a su manera y déjame celebrarla a la mía. ¡ Celebrarla. Respondió el sobrino de Serooge. Pero si usted no la celebra.- Déjame en paz entonces-dijo Serooge- ¡ Y buen provecho te haga. ¡El mismo que hasta ahora! Hay muchas cosas de las que podría haber sacado provecho, pero de las que sin duda no me he beneficiado. Replicó el sobrino-, la Navidad entre ellas.
Pero cuando han llegado, siempre he pensado en las Navidades ( aparte de la veneración debida a su origen y nombre sagrados, si algo relativo a ellas puede considerarse  aparte de este hecho) como en una buena época, una época bondadosa, misericordiosa, caritativa, agradable; la única época a lo largo de todo el año en que hombres y mujeres parecen consentir en abrir sus cerrados corazones con toda libertad y pensar en los mas desafortunados como compañeros de viaje a la tumba y no como otra raza con un destino distinto. Y en consecuencia tío, aunque nunca haya dejado en mi bolsillo ni una pizca de oro o plata, creo que me es provechosa y lo seguirá siendo, así que digo; ¡benditas sea!

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