domingo, 14 de febrero de 2016

Abogin (2)

Se le saltaron las lágrimas. Giró sobre un talón y empezó a deambular por la sala. Ahora con su levita corta, sus elegantes pantalones estrechos que hacían que las piernas pareciesen demasiado delgadas para el cuerpo, con su cabeza grande y su melena se asemejaba extraordinariamente a un león. La curiosidad animó el semblante del médico. Se levantó y encaró con Abogin. Bien ¿ Donde está la enferma?-preguntó ¡ la enferma ¡!La enferma ¡ exclamó Abogin llorando, riendo, y  sacudiendo sin cesar los puños- ¡ No está enferma, sino maldita ¡ ¡ Qué vileza ¡  ¡ Ni Satanás hubiera inventado una treta más ruin ¡ ¡ Me mandó a buscar a usted para  fugarse. Para fugarse  con un bufón, con un a  payaso estúpido con un Alphonse ¡ Dios mío¡ ¡ Mejor seria que hubiera muerto! ¡ No lo podré sobrellavar! ¡ No podré ¡ El médico irguió el cuerpo. Comenzó a pestañear, los ojos se le colmaron de lágrimas y la barba entera  comenzó a oscilar a compas de la mandíbula-¿ Que significa esto?  -preguntó mirando con curiosidad a su alrededor.- Mi hijo ha muerto, mi mujer presa de congoja, está sola en la cama…yo apenas puedo tenerme de pié, no he dormido en tres noches… ¿ Y ahora qué ¿ Se me obliga a participar en una comedia chabacanas y hacer un papel de guardarropía.! No, no lo comprendo! Abogin abrió un puño, arrojó al suelo un papel arrugado y lo pisoteó como a un insecto al que se quiere aplastar. Y yo que no
Vi nada--- que no comprendí dijo entre sus dientes apretados mientras que con el puño trazaba un circulo en torno a su cara, con el gesto de alguien a quien le han pisado un callo. Con el asombro estólido de quien acaba de comprender que ha sido objeto de un duro agravio, el médico se encogió de hombros, abrió los brazos y, sin saber que decir o hacer, se dejó caer exhausto en un sillón.

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