sábado, 20 de febrero de 2016

Isabel allende-

Ella puso la cabeza en mi pecho y siguió llorando como una cría. No supe que hacer, Después de un rato me la llevé al baño y le lavé la cara. Le pregunté por qué lloraba tanto y me dijo su novio era un cretino sin remedio. Entonces le ofrecí casarme con ella allí mismo.
Estaban ebrios claro. Ella estaba un "poquin" mareada, pero yo no bebo. Soy abstemio, que le dicen. Me había fumado un pito, pero de alcohol nada. Al bar fui solo a cobrarle a Íñigo una apuesta que habíamos hecho por lo del Sumo Pontifice.
¡¿ Que te contestó ella? Dijo que bueno, que se casaría conmigo para aprovechar el vestido. Despues me besó de lleno en la boca. ¡ Y tú ¡ La besé también ¿ No habría hecho usted lo mi9smo ¿ No podíamos despegarnos , nos besábamos apurados, desesperados. Fue amor a primera vista, como en el cine. ¿ entonces? Entonces interrumpió el pesado de Íñigo y nos echó a la calle, dijo que nos fuéramos a un motel, qué éramos unos desvergonzados. Todo para no pagarme la apuesta.
Sigue- Nos fuimos. Echamos a andar  sin rumbo, andábamos buscando una tasca para reponer un poco el cuerpo, nos habría venido bien un bocadillo, pero no encontramos ninguna. Se largó a llover suavecito y no teníamos paraguas, la cubrí con mi chaqueta, pero no había modo de evitar que se le arruinara el vestido. Quise llevarla a mi piso, pero me acordé que mi madre estaría con mis tíos viendo la tele, por el escándalo del Papa ¿ sabe? Si, hombre ya lo sé. Entonces el museo se me apareció por delante, como un truco de ilusionismo. ¡ Una maravilla!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario