martes, 24 de febrero de 2015

GRAHAM GREENE (El tercer hombre)

Un grupo de policías rodeaba la camilla tapada que bajaban cuidadosamente por las escaleras por miedo a resbalar en la nieve pisoteada. Un hombre dijo.  No pueden entrar las ambulancias en esta calle por las ruinas. Tendrán que llevarla hasta la vuelta de la esquina. Fran Koch salió detrás de la comitiva; llevaba un chal que le cubría la cabeza y un viejo abrigo de arpillera. Su gruesa figura le hizo parecer un muñeco de nieve al hundirse en un médano, en el borde der la acera. Alguien le ayudó  con la mano y ella lanzó una mirada perdida y desesperada a aquella muchedumbre de extraños. Si había allí amigos no los reconoció aunque miró todos los rostros. Al pasar ella, Martins se agachó manoseando torpemente el cordón de su zapato, pero al levantar la vista se encontró a la altura de sus propios ojos con la mirada fría y escrutadora de gnomo del pequeño Hansel. El niño tiraba de la mano de su padre y podía ver sus labios formando unas silabas que eran como el estribillo de una balada triste, Caminó tan rápidamente como se lo permitió la nieve doblando una esquina tras otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario