Rani había estado ocupada hurgando por entre las estanterías que alcanzaba para ver si podía encontrar una copia de su libro favorito. Poco después la localizó. Tumbada en una de las estanterías inferiores junto con otros libros ilustrados, demasiado grandes para colocarlos de pie, se hallaba la versión infantil del Panchatantra. Se preguntó si seria posible que el gigante conociera todas las historias que contenía. Seguramente conocía la versión para adultos, pero tenia la esperanza de que los autores de esta versión en particular hubieran incluido alguna historia nueva. Hojeó el libro, suspirando cada vez que encontraba una historia que le resultaba familiar. Mi gigante es demasiado sabio como para no conocerlas todos, pensé. Con todo. Rani tenia que contarlas. Volvió a reunir a los demás y ellos la complacieron de nuevo al permitirle quee los colocara de la forma que más adecuada le parecía para contar historias.
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