En el bar delante de un café con leche, un editor le explica a un novelista flaquito, con cara de padecer del hígado y quien sabe también de hemorroides.
Mire usted Cirilo, dejémonos de zarandajas y de modernismos. La novela ¿ me escucha usted?
Cirilo se sobresaltó por dentro y puso un gesto casi ruin de estar atendiendo mucho.
Si señor, La novela. El editor siguió. Pues eso- Dejémonos de monsergas y der modernismos, debe constar de los tres elementos tradicionales, clásicos esenciales.¿ Me entiende usted? El novelista por poco le responde: Si señor le entiendo a usted la mar de bien: fe , esperanza y caridad. Perro pudo contenerse a tiempo. Si, señor ya lo creo.! Los tres elementos tradicionales , clásicos, esenciales! ¡ Je , je ¡ El editor respiró hondo y continuó.¿ Quiere usted un cafetito? Oiga aun cafetito para este señor. El editor miró para Cirilo y Cirilo se compuso unos ojitos de oveja unos ojitos que querían significar todo su mucho agradecimiento. Y esos tres elementos de que le hablo, amigo mío, esos tres elementos tradicionales, clásicos esenciales, dejémonos de gaitas y de modernismos, son ¿ sabe usted cuales son ?Pues son planteamiento, nudo, y desenlace., por más vueltas que usted quiera darle, no hay novela: hay.¿ quiere usted que se lo diga? Pues no hay nada.
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