martes, 5 de mayo de 2015

CHEJOV – (Enemigos)


El vestíbulo estaba a oscuras, y en la persona que entró solo podía vislumbrarse la mediana estatura, la bufanda blanca y el  rostro ancho y pálido, tan pálido que se diría que  con la aparición de este rostro se había iluminado un tanto el vestíbulo…¿ Está el doctor? – se apresuró a preguntar el visitante. Si, estoy,¿ Que se le ofrece? ¡Ah, es usted! ¡Cuanto me alegro! -  dijo gozoso el recién llegado buscando en las tinieblas la mano del médico; por fin la halló y la estrechó fuertemente entre las suyas-¡ Cuanto… me alegro! ¡Usted y yo nos conocemos! … Soy Abogin…tuve el gusto de que nos presentaran este verano en casa de Gnuchey--- ¡Cuanto me alegro de encontrarlo! .. . Por amor de Dios, no se niegue a venir conmigo ahora mismo… Mi mujer ha caído terriblemente enferma… Tengo aquí mi coche. Por la voz y los ademanes del visitante se echaba de ver que estaba agitadísimo. Como alguien atemorizado por un incendio o por un perro rabioso. Temía no encontrarle.- En el camino he venido sufriendo lo indecible- Estuvimos charlando…luego nos sentamos a tomar el té. De pronto mi mujer lanza un grito, se lleva las manos al corazón y se desploma. Su padre murió de un aneurisma..

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