viernes, 15 de mayo de 2015

HEINRICH BOLL (El pan de los años mozos)

El día que llegó Hedwig era lunes, y ese lunes por la mañana, antes que mi patrona deslizara por debajo de la puerta la carta de mi padre, lo que más me hubiese gustado habría sido taparme la cara con la ropa de la cama, como solía hacer cuando vivía aun en la residencia de aprendices. Pero mi patrona gritó desde el rellano.! Hay correo para usted, de su familia! Y al deslizar la carta por debajo de la puerta, ésta brilló, blanca como la nieve, entre las sombras grises que invadían aun mi habitación, y yo salté aterrado de la cama, porque en lugar del matasellos redondo de una oficina de correos, vi el matasellos ovalado de una oficina del ferrocarril. Mi padre que odia los telegramas, sólo me ha enviado dos cartas con  el matasellos de una oficina del ferrocarril en los siete años que llevo viviendo solo en la ciudad: la primera me anunciaba la muerte de mamá, ,la segunda el accidente de papá, cuan do se rompió, las dos piernas… y esta era la tercera; la abrí y me sentí aliviado cuando leí: <<No olvides, escribía papá,  que Hedewig , la hija de Muller, a quien has proporcionado la habitación llega hoy en el tren . Sé amable, recógela y no olvides comprarle unas flores y tratarla con simpatía. Intenta presentarte como corresponde a una muchacha de su condición; es la primera vez que viene sola a la ciudad, no conoce la calle ni el barrio donde va a vivir, todo es desconocido para ella-

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