lunes, 25 de mayo de 2015

HANS CHRISTIAN ANDERSEN (cuentos) La sirenita

NINGUNA ESTABA TAN ANSIOSA COMO LA MÁS PEQUEÑA. Precisamente la que tendría que esperar más tiempo, y  la más callada y pensativa. Cuantas noches pasé junto a la ventana abierta,  mirando a través del agua azul y oscura, en la que aleteaban los peces. Podía distinguir la luna y las estrellas, ciertamente, que brillaban con una luz muy pálida y parecían mucho mayores que a simple vistas al atravesar el agua; si alguna nube negra se deslizaba bajo ellas, la princesita sabia entonces que o bien era una ballena nadando sobre su cabeza o bien un barco cargado de seres humanos ; seguro que  ni se imaginaban una preciosa sirenita, allá abajo, alzaba sus blancas manos hacia la quilla.
Finalmente la princesa de mayor edad cumplió quince años y se le permitió aventurarse hasta la superficie del agua.
A su regreso tenia miles de cosas que contar, pero lo más delicioso de todo dijo, era tumbarse en un banco de arena bajo la luz de la luna, con el mar en calma , y contemplar la gran ciudad cerca de la playa, con sus luces parpadeantes como centenares de estrellas.

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